




Ruta 40 sur
La ruta 40 bordea los Andes desde la Puna hasta los Glaciares del sur. Es mítica por muchas razones. Por las soledades que atraviesa. Por los picos andinos que custodian su espalda, como centinelas. Y también porque su trazado se corresponde, en cada uno de los sectores, con antiquísimas rutas indias, sabios ancestros que conocían todos y cada uno de los microclimas donde estaban sus aguadas, germen de los pueblos y ciudades de hoy

QUE SITIOS RECORRER
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De bariloche al bolson
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del bolson a esquel
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de esquel a Gob. costa
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de Gob a alto rio sanguer
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de alto rio sanguer a rio mayo
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de rio mayo a perito moreno
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de perito moreno a Gob. gregores
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de gregores a cuevas de las manos
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de vuevas de las manos a los antiguos (chalten)
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de los antiguos a tolouin
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de touluin a tierra del fuego (el fin del mundo)

Los Andes al Sur, donde termina el continente americano, son de una belleza absoluta, fría y perfecta. Es la mítica Ruta 40, que atraviesa la Argentina completamente, del extremo Norte hasta el finisterre suriano, como una gigantesca columna vertebral de más de cinco mil kilómetros de largo.
La Ruta 40 es una interminable línea irregular que las autoridades han pretendido siempre que es una carretera, pero que en la realidad es sólo un camino que ni siquiera merecería llamarse tal, porque es sólo un trazado ancho con millones de piedras amontonadas a los costados. Pienso en una de las lenguas del Diablo que acompaña a las montañas como una novia.
Casi toda es piedra, montaña rota. Piedra sobre piedra, piedras enormes que destrozarían el cochecito por debajo si no fuera que marchamos a paso de hombre, aquí a cinco kilómetros por hora, allá a diez, esquivando lo imposible, frenando y primera, frenar de nuevo, desviar aquí, acelerar, poner primera nuevamente, segunda, frenar, esquivar y así hasta que uno se vuelve loco y le tiemblan las manos sobre el volante.
Y la belleza más imponente ahí nomás, alta en el cielo como una naturaleza viva pintada por artistas sublimes, un Raffaello, un Rubens. Todo al alcance de la mano, aunque no hay mano que la toque. Como sucede con las máximas bellezas de este mundo.
Al costado, hacia ese Oriente que encandila con tantos picos abruptos, de alturas de tres mil metros o más, que nos miran como miran loscóndores.
La Nada más absoluta, el centro exacto de la Nada. Porque los pueblos más cercanos de este sitio inusitado están, uno 300 kilómetros al Sur y el otro 300 al Norte. Hacia el Este queda la infranqueable cordillera y al Oeste está el mar, pero a unos 500 kilómetros de distancia. Esto es el mero centro geográfico de la Patagonia y aquí la única referencia se llama Bajo Caracoles, un caserío alrededor de un antiguo surtidor de gasolina.
Es esta una pampa infinita en trazo grueso. La sucesión de mesetas parece que llevara consigo, arrastrándolo, al horizonte. Las mesetas resultan todas la misma meseta y a su vez cada una es la que es. Esparcidas sobre la superficie patagónica como alfombras colosales, se imponen en mis pensamientos. Los condicionan.
Es un territorio mucho más rico que lo que suele pensarse. Tiene mar y montañas,tiene arena y tiene nieve, tienelagos y desierto, glaciares y pampas, una fauna exótica y única tanto en la tierra como en el mar. Por ahora solo vienen europeos discretos y silenciosos, admiradores del tamaño y más bien cultores del recato. Pero un día vendrán los americanos del Norte y esto será un carnaval de dólares.
Habría que prepararse para recibir la riqueza que ellos son capaces de derramar. Y también para controlar los desastres que inexorablemente provocan.
El pedrerío es impresionante. Ni polvo hay: todo es piedras de tamaños variadísimos. Piensoque la piedra promedio ha de tener unos cinco centímetros de diámetro. Nicaminar se podrí y sinembargo alli estamos, haciendonos el camino hacia el infinito. Hacia el sin fin. El pedrerío es impresionante. Ni polvo hay: todo es piedras de tamaños variadísimos. Piensoque la piedra promedio ha de tener unos cinco centímetros de diámetro. Nicaminar se podrí y sinembargo alli estamos, haciendonos el camino hacia el infinito. Hacia el sin fin.
El pueblo de Patagones por Roberto Arlt
Otro regalo del rincón literario de Patagonia-argentina.com. Roberto Arlt describe este rincón de la Comarca del norte patagónico con los ojos asombrados de un viajero ávido de emociones.
Patagones es un pueblo donde uno se puede morir de muerte romántica. Patagones es una niña bien. Aspira. Patagones podría ser una ciudad costera de Brasil. Es más quieto y denso que una de aquellas ciudades del trópico donde José Mojica y la Rubia Platinada se desvanecen escuchando una rumba ejecutada por la orquesta de Don Aspiazu. Patagones es bonito como un beso de novia. (En días de lluvia). En Patagones se puede escribir una novela de amor tan amoroso, que después de leerla, los amantes no escojan sino entre el suicidio o la felicidad. Patagones es noble, rústico y severo y, al mismo tiempo, dulce como un “menino”.
Para escribir sobre Patagones hay que ponerse una mano sobre el corazón y entornar dulcemente los ojos. Y no tener miedo del ridículo al afirmar que es diez veces más bonito que Bahía Blanca, que Rosario y que Tandil, a pesar de ser diez veces más pequeño que la parroquia de Caballito.
Todas estas y otras innumerables virtudes se le pueden descubrir a Patagones en un día nublado.




La magia y el misterio de la Ruta 40
¿Qué es lo que hace que la Ruta 40 sea tan especial?
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Su antigüedad. La Ruta Nacional 40 sigue en algunos tramos la traza del Camino del Inca, construida en el siglo quince por los conquistadores incaicos para unir la región austral de sus dominios con su capital en Cusco, Perú. También sigue, en la Patagonia ancestrales rutas seguidas por los Tehuelches, cuando a pie (milenios antes de que los españoles introdujeran el caballo en América), deambulaban en busca de sus presas (guanacos y ñandúes). Estas rastrilladas luego fueron usadas por los exploradores de la Patagonia, como Musters, Moyano, Moreno, Fontana, Ap Iwan, entre otros.
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Su Entorno Natural. Para los que disfrutan del medio ambiente, la Ruta 40 permite acceder a los más conocidos Parques Nacionales y Reservas Naturales del país.
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Su diversidad. La ruta nos permite experimentar los distintos climas del país, suflora y fauna. Conocer mitos, degustar sus productos regionales y comidas típicas.