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Foto del escritorAna Clara Barile Visuales

"ZAPATOS ROJOS" Eliana Chauvet

Arte y Genero: Expresiones Estéticas de lo contemporáneo.


Zapatos Rojos” de Elina Chauvet


Se trata de una instalación pública que invita a la reflexión sobre las desapariciones y asesinatos de mujeres.


“Zapatos Rojos” consta de varias etapas. Una primera instancia es la recolección de zapatos, los mismos se efectúan mediante donación, las personas entregan zapatos propios, es importante por esto el número de los mismos. Pueden adjuntar un poema, frase anónimos ó de su autoría. Una segunda instancia es el teñido de los mismos; los zapatos donados no siempre son de color rojo, por lo cual la artista debe intervenirlos. Una tercera instancia es el traslado al lugar de exposición; siempre son lugares emblemáticos y públicos. Una cuarta instancia es la instalación de los zapatos en el lugar determinado. En la instalación se produce una performance inesperada dada por el contacto del público con la instalación: muchos prosiguen su camino otros interactúan.


“Zapatos Rojos” viaja conceptualmente y se reproduce con todo su proceso en cada nueva ciudad a la que llega, creando una red de solidaridad. Entre los países en los que ha estado presentes son México, Italia, Argentina, Chile, Ecuador, España y Reino Unido.


La instalación de Elina Chauvet es considerada una obra contemporánea desde varios aspectos. En su primer instancia podemos decir que hacer una instalación puede considerarse contemporánea, ya que se considera una práctica esencialmente contemporánea. En su descripción podemos dar cuenta de su carácter nómade, y radicante.

La obra transmuta de lugar en lugar, a partir de la recolección y donación colectiva de zapato, la intervención de los mismos por parte del público y de la artista, se puede caracterizar a partir del régimen presentista.


Transgrede los límites, la expansión del espacio común entre la vida cotidiana y el arte. La misma artista aclara que con el tiempo su lenguaje discursivo ha cambiado y ha migrado de la pintura al volumen y de la galería al área publica, pasando por el ámbito privado al público y al colectivo”[1] Es una obra en constante transformación e inconclusa. Rompe con la jerarquía de autor –espectador.


La misma nos construye contextos sino que construye desde los mismos. La propia obra está creada desde una meta cultura que juega con el internacionalismo sin abandonar el contexto desde donde surge.


Regímenes de historicidad en la obra de Arte contemporánea.


El régimen de historicidad “es una expresión de un orden dominante del tiempo”[1], tejido a partir de diferentes regímenes de temporalidad. El presentismo es característico del régimen contemporáneo. Sin pasado ni futuro lo que se valora es lo inmediato. La obra juega y problematiza la conceptualización planteada por Hagton. En este sentido la obra representa tanto a la muerte como a la vida en un mismo espacio-tiempo. La obra se presenta tanto como memoria de quienes no están, pero también como testimonio, denuncia y a pela a una futura conciencia social.

El objeto, un zapato que pertenece tanto al pasado como al futuro, pertenencia que solo se adquiere en ese presente de la instalación. El zapato fue de alguien, el zapato es ahora, y el zapato será de alguien más. Los tres se representan en un presente que simbolizan justicia y esperanza. Y es en ese presente que cobra vida la ausencia de las mujeres víctimas de femicidio.


La obra en constante gestación, y en su migración adquiere la cualidad del presentismo, es en ese régimen temporal que la obra denuncia y simboliza.

El trabajo colectivo que demanda la instalación, remite al concepto de fundación de Veron como un concepto interdiscursivo conformado por varias instancias que lo legitiman y lo posicionan. El autor no ubica a un fundador, por el contrario fuera de pensar en sujeto individual o sujeto abstracto, plantea la fundación desde el proceso productivo, donde son los efectos de reconocimiento los que se reconocen como fundación, implica indagar en las condiciones de producción que lograron esos efectos.


La instalación a partir de los zapatos donados, de la pintadas de color rojo de forma colectiva, de los textos acompañados en los zapatos, los poemas y frases, los espacios emblemáticos en el espacio público, transforman a la obra en un símbolo de reflexión ante la violencia. Y es gracias también a las narrativas que acompañan la temática como la circulación de ciertos discursos y lenguajes que hacen a la obra: el feminicidio, la violencia de género, la lucha feminista.


Materialización de la obra contemporánea


El arte contemporáneo amplia los límites y abre fronteras reflexionando sobre los propios límites disciplinares transgrediéndolos. Los géneros se confunden y se expanden en nuevos formatos.


Según Groys la instalación es una práctica esencialmente contemporánea. La instalación de “Zapatos rojos” adquiere las características, de redición, relocalización, cada reproducción de Zapatos rojos en las distintas ciudades y países adquiere su nuevo original en su nuevo contexto, y la copia ya no es una copia, o pierde su status de copia. Esta cualidad responde también al régimen presentista al que referimos anteriormente. No es lo mismo los zapatos rojos en la Av. Juárez un espacio de circulación de tratas que va de México a Estados Unidos, que los zapatos rojos en el monumento de rosario. Si bien los zapatos rojos simbolizan la lucha contra la violencia de género y el repudio al feminismo, adquiere significados particulares en cada nuevo contexto donde se presenta y es desde esos contextos que se manifiesta.

La instalación hace de la espacialidad la materialidad, ser en el espacio es la materialidad por excelencia. Los zapatos son dentro de la instalación. Desde allí los zapatos además de ser zapatos son la presencia y ausencia de tantas mujeres muertas como desaparecidas, son el dolor y la esperanza, son la toma de conciencia pública sin dejar de ser zapatos rojos.

No hay una especificidad del material, la pintura la escultura, ya no es una producción de obra individual por el contrario es una elección de cosas que se excluyen o se incluyen en un espacio, y es en el espacio donde se materializan. Trabajar a partir de elementos u objetos previamente construidos, registrados, es una característica frecuente en el arte contemporáneo, ello lleva a Bourriaud a sostener que estamos en una época de postproducción: edición, retoque, montaje, superposición de elementos, materiales, signos. En la postproducción se trazan relaciones abiertas, rutas, mapas que ponen en conexión diferentes elementos que ya son parte del entorno cultural, artístico o de la esfera de los objetos más cotidianos.


Garramuño por su parte habla de la cualidad inespecífica del arte contemporáneo a partir de la transgresión disciplinar y la expansión de espacios comunes. Esta obra nómade que viaja de país en país, y que se replica en diferentes lugares hace que el artista desconozca parte del acabado de la obra, como de la interpretación cerrada de la misma, esa combinación entre saber y no saber hace parte de la inespecificidad del arte contemporáneo. Al mismo tiempo la propuesta de intervención con zapatos donados y la participación activa de las personas permite la deconstrucción de jerarquías entre autor espectador, y propician un tipo de inespecificidad que construyen la imagen de comunidad expandida, es decir como dice la autora “más allá de la identificación homogénea de la pertenencia”[2].


La propuesta de integrar el arte con la vida también adquiere la cualidad de lo inespecífico en el arte contemporáneo. La instalación en el espacio público, la introducción de un objeto cotidiano como es el zapato, la donación de los mismo como la pintada colectiva, hace que el arte expanda su frontera, no solo con lo público sino también con lo cotidiano, aquí la obra representa un arte político latinoamericano que como dice Garramuño interviene en una redefinición de la estética en tanto fundamento de una relación ética: una relación con el otro y, por lo tanto, con el mundo.


Signos heterogéneos y heterónomos


“Zapatos rojos” circula como obra colectiva de concientización sobre las violencias de género, una trágica problemática mundial. Las instalaciones se hacen a partir de donación de zapatos de la población a través de una convocatoria que se organiza en el lugar donde se va realizar la instalación. Ya no hay un objeto artístico caracterizado por su originalidad, por ser novedoso y “diferente”, ni un artista (sujeto) que se consagre por ser el creador de algo diferente, nunca antes visto. Esta autoría colectiva de la obra como su reclamo y la descentralización que propone la artista a partir de plantear su arte político como símbolo de la lucha mundial contra la violencia de genero caracterizan según Bouarriaud un nuevo marco de referencia cultural, donde la tarea del artista “se convierte en la de envasar, producir, re-enmarcar y distribuir”[3]. Los zapatos re-enmarcados y distribuidos en los diferentes espacios públicos convierten al signo en algo heterogéneo y heterónomo. Elina Chauvet a partir de la instalación genera relaciones entre objetos, entre objeto y espacio, entre individuos, entre individuo y objetos, etc . El zapato no es el centro de la obra; lo central son las relaciones en las que las prácticas artísticas ocurren. La estética relacional con los traseuntes y con el espacio público (espacio emblemático según la ciudad en la que se albergue), con los colaboradores es central en el arte político de Chauvet.


La meta cultura del arte contemporáneo


La obra de Elina Chauvet surge en Ciudad Juarez, América Latina, pero también es frontera. Un territorio de frontera, el estado de Chihuahua, Ciudad Juárez, El Paso, Nuevo México; el desierto apoderándose del horizonte. La frontera es un límite, no un lugar de paso o un “no lugar”. La frontera tiene su identidad propia. Desde ahí construye Elina Chauvet, pero al mismo tiempo construye con un lenguaje propio, el feminicidio es un lenguaje, el arte es un lenguaje de lo visible, el arte intenta visibilizar la ausencia, se encuentra en la vanguardia de la resistencia, desde la propia Ciudad Juárez se instala y dialoga con la lengua de los feminicidios. Sin embargo desde ese contexto y desde ese lenguaje, la obra se vuelve colectiva y nomade. El contexto se expande y así su lenguaje. Para Mosquera los artistas contemporáneos construyen desde su propio imaginario y perspectivas, donde la operación de la “incorporación creativa se orienta a la construcción internacional directa desde una variedad de sujetos experiencias y culturas”. [4]


El contexto deja así de ser un locus “cerrado”, relacionado con un concepto reductor de lo local, para proyectarse como un espacio desde donde se construye naturalmente la cultura internacional. Los artistas, más que representar los contextos, construyen sus obras desde ellos.


Elina Chauvet en su práctica artística se identifica más por la manera de hacer sus textos que de proyectar sus contextos. El diálogo que se instala en los diferentes lugares es interesante ya que Ciudad Juárez es un ícono del lenguaje de los feminicidios pero la lucha contra los mismos es a nivel mundial. El lenguaje de los feminicidios es universal y particular: en cada pueblo, ciudad, provincia, estado, país es decir en cada territorio tiene particularidades que lo vuelven ininteligibles para el resto. Lo universal se ancla en la propia generación del estado patriarcal culturalmente aceptado. Lo particular es expresado en cada espacio y tiempo en el cual se producen.






Bibliografía

· Bourriaud, Nicolas, "Primera parte - Altermodernidad", en Radicante, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2009.

· Garramuño, F. "Prefacio” y "Frutos impropios” en 2015. Mundos en común. Ensayos sobre la inespecificidad en el arte. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica

· Guasch, Anna Maria (ed.), Los manifiestos del arte posmoderno, Madrid, Akal, 2000

· Groys, B. 2008. La topología del arte contemporáneo. Consultado on-line en: http://esferapublica.org/nfblog/la-topologia-del-arte-contemporaneo/

· Hartog, François, "Memoria, historia, presente", en Regímenes de historicidad. Presentismo y experiencias del tiempo, Ciudad de México, Universidad Iberoamericana, 2007.

· Mosquera, Gustavo, “Contra el arte Latinoamericano”, en AA.VV., Los estudios de arte desde América Latina. Temas y problemas [en línea]. Consultado del 4 de julio de 2016 http://www.esteticas.unam.mx/edartedal/PDF/Oaxaca/complets/mosquera_oaxaca.pd.

· Verón, Eliseo, "Fundaciones y textos de fundación", en La semiosis social, Barcelona, Gedisa, 1993.

· ‘Zapatos rojos’: arte y memoria colectiva contra el feminicidio PIKARA MAGAZINE 1/06/2015 en https://www.pikaramagazine.com/2015/06/zapatos-rojos-arte-y-memoria-feminicidio/


[1] Hartog, François, "Memoria, historia, presente", en Regímenes de historicidad. Presentismo y experiencias del tiempo, Ciudad de Me ́xico, Universidad Iberoamericana, 2007. [2] Garramuño, F. "Prefacio” y "Frutos impropios” en 2015. Mundos en común. Ensayos sobre la inespecificidad en el arte. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. [3] Bourriaud, Nicolas, "Primera parte - Altermodernidad", en Radicante, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2009. [4] Mosquera, Gustavo, “Contra el arte latinoamericano” http://www.esteticas.unam.mx/edartedal/PDF/Oaxaca/complets/mosquera_oaxaca.pd [1] https://www.pikaramagazine.com/2015/06/zapatos-rojos-arte-y-memoria-feminicidio/

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