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Foto del escritorAna Clara Barile Visuales

Zama: Existencialidades en una espera cuando no hay mas tiempo.

Actualizado: 23 may 2020

En busca de la deconstrucción de la representación para representar las multiplicidades de lo identitario, del pasado a lo no dicho.

Presentación


Zama, la otredad descarnada y miserable de nuestra latinoamerica. Quien es el hombre de la orilla, quien espera y contempla un punto de fuga aplastante y tenue en esa imagen. Casi como preludio de un porvenir infortunio. Podrá Zama como nuestras subjetividades superar la otredad que nos contempla. Nos constituye. Sera aquel hedor del que nos hablaba Kush que dejo nuestro destino en manos de la desdicha, pero bajo la magia y milagrosa mirada de los artistas rebeldes que plantan en la pantalla una realidad estilizada y critica con el objetivo de transformarla. ¿Sería Martel capas de contemplar la praxis transformativa de sus propias expresiones estéticas para repensar nuestro pasado?

Tanto el libro como la película se ubican en un estado de culto, un camino discreto, que apuesta a la coherencia filosófica y a un distanciamiento reflexivo capaz de delatar toda impostura. Ambas caóticas y laberínticas en donde todas las alternativas argumentales son posibles puesto que los diversos porvenires proliferan y conviven simultáneamente en “una imagen incompleta, pero no falsa, de su propio universo”.


Sinopsis


Zama peicula de Lucrecia Martel basada en la obra homónima de Antonio di Benedetto

Zama: un funcionario español, americano de nacimiento, que quiere irse del inhóspito lugar en que se encuentra y espera, sin suerte, la carta del rey mientras corren los últimos años del siglo XVIII. Es un americano incorporado a los estamentos del gobierno virreinal en el ámbito jurídico. Corregidor de la corona, Diego de Zama, es uno de esos criollos desplazados por la reforma. Pero la espera de ese translado lo va angustiando, hasta destruir su propia identidad. Esa es la última desgracia de este personaje central. Su espera tiene ese fin




La transposición

Sin duda, la película Zama es otra expresión estética, otro lenguaje, una transposición de un texto literario al cine, pero, como diría Benveniste (citado en Bermúdez, 2008) existe alguna relación con el texto literario elegido. Salvando las distancias entre el lenguaje fílmico y el de la literatura.


El registro, característico de una mirada sensible y cuestionadora de Martel


Al igual que en sus otras films la película es registrada en encuadres cerrados, una altura de cámara de normal abaja (la mirada infantil cuestionadora, que caracteriza la visualidad de Martel). Los recortes superiores de los encuadres y planos fijos componen un aire sofocante y solitario, el mismo clima que asola al personaje. La escenografía y el paisaje ayudan a esta búsqueda del encierro e incertidumbre. El gran fuera de campo cuestiona y completa lo que en realidad se muestra.

La cámara siempre busca el embuste, el contraponer aquello que no se observa, pero está presente. La relación que se teje entre el fuera de campo/campo, es la misma relación que se teje en el conflicto psicológico del protagonista. Todo lo que Zama anhela y siente que le pertenece está en la ausencia, en lo inalcanzable, fuera de de América, y aun así es parte de de ese continente.



El film comienza con un plano que lo resume todo, el protagonista es filmado observando el mar, hacia fuera de campo. Donde uno se imagina un hermoso horizonte que separa un continente del otro, pero ese horizonte no es mostrado. Se opta por filmar al personaje de medio perfil, eliminando el horizonte de la vista del espectador, prisionero en esa isla. Encerrado entre el embuste del encuadre y los acantilados a su espalda.




La imagen continua con el personaje escondiéndose al descubrir mujeres nativas bañándose, se ve atraído pero acorralado,, aquello que le devuelve la orilla ya no es la libertad, viajar a Europa, sino la atracción cautivadora de las americanas. Allí termina la primer escena de Zama. Presentando al protagonista en ese cuestionamiento constante de su identidad, de su otredad y esa espera de lo ineludible, su propia infortuito.


El tiempo de espera como el letargo del final


Martel no se esfuerza ni un poco en ubicar temporalmente al espectador entre las elipsis pequeñas y grandes. Genera una distorsión de la línea de tiempo, si bien se puede reconocer que es una película de época, es una construcción del pasado bastante falaz con la intención de lograr la reflexión, quitando y añadiendo elementos de forma arbitraria. Tanto los vestuarios como la utilería y la escenografía, es una elección vario pinta de varios periodos, pero incorporando elementos del siglo XVIII, no pretende anclarnos es un pasado especifico pero si lograr una relación con ese tiempo colonial.



El espectador no logra hacerse una imagen acabada de la ciudad ni de los lugares por donde circulan los personajes; la narración se ve gobernada por una percepción que fragmenta los espacios y los cuerpos. Zama es sobre todo una película de climas, en la que la trama no parece avanzar en una dirección definida, sino en función de las sensaciones del protagonista, Construye anacronismos y tiempo históricos falaces, por ejemplo se combinan vestimentas aristocráticas con taparrabos. la mezcla de sonidos subjetivos y objetivos, la presentación de los espacios, la dilatación del presente, construyen un tiempo aletargado e infinito en la espera de Zama, el Corregidor.

La construcción del espacio toma cierta distancia del universo diegético de la novela.

La mayor parte de la película fue filmada en las provincias argentinas de Formosa y Corrientes; la narración no especifica cuál es la ciudad donde Zama permanece atrapado.


La puesta en escena


La puesta en escena enfrenta al espectador con las percepciones visuales y sonoras del personaje, lo que podríamos llamar un “realismo sinestésico”. Esta puesta en escena no pretende restituir lo real como totalidad, sino presentar el entorno de los personajes a la manera de un conjunto de fragmentos. La relación entre los personajes y el mundo está desprovista de certezas. Lo que Martel logra en Zama y con creces, es capturar las sensaciones y sentimientos que experimental los personajes en su propio mundo.



La identificación con el punto de vista del protagonista, va ser de Zama la puesta en escena principal y de allí todos sus recursos orientados a construir ello.

Aun asi, la narración se vuelve inestable y confusa, donde por momento la propia representación se quiebra. De la misma manera que el protagonista, el relato, va en una constante búsqueda de la identidad. La escisión del protagonista es un elemento central tanto en la novela como en la película. Ambas narraciones exhiben la brecha entre pensamiento y acción, entre deseo y conducta, entre lo que los personajes dicen y lo que hacen.


Los colores y las luces hacen de nuestro personaje un conflicto de otredad


El personaje en su espera cuestiona constantemente su identidad, la niega. Anhela a Europa y rechaza cual quier cualidad del continente americano. Pero al mismo tiempo se siente atraído y es parte del paisaje de ese continente que lo tiene “prisionero”.

Martel junto de la mano de Rui Poças (DF) logran contraponer la paleta de colores que caracteriza tanto un continente como a otro. Las tribu y sus paisajes, muestran colores saturados, encuadres lo suficientemente abiertos. Contraste y tonalidades de verdes y azules que conviven con las diferentes tribus nativas. Muy por el contrario el resto de los decorados donde se mueve el personaje, la paleta presente se vuelve ocre y pastel, desaturada borrosa y recortada. Con una luz tenue y por momento lúgubre.

Los encuadres dentro de los espacios cerrados por donde se mueve Zama como corregidor, tienen un especial profundidad de campo, recortada por ventanas, puertas, marcos, encuadres dentro del encuadre. De este modo, la profundidad de campo sumerge al espectador en el mundo de Zama, a la vez que descentra la narración y “reintroduce la ambigüedad en la estructura de la imagen” exigiendo un espectador activo.




El único espacio cerrado que plantea cierta atmósfera refrescante, es la casa de Luciana, allí el protagonista recuerda a Europa, el paisaje frio y nevado. La atracción de las costumbres europeas, con pelucas y vestimenta refinada. En ese imaginario identitario y cultural se mueve con cierta frescura el protagonista.

Ese imaginario solo está en el anhelo, en el recuerdo, y en el deseo. El mismo deseo que lo mueve hacia Luciana. Pero al igual que la identidad conflictiva de Zama ese espacio también se vuelve aficiónate y contradictorio. Y eso lo va a lograr la directora con gran maestría a partir del sonido.


Sonido que hacen de la expresión estética la subjetividad contemporanea


El sonido es un personaje esencial en todas las película de Martel, en ella se encarga no solo de dar vida a los fueras de campo sino también cuestiona el campo y lo mostrado, haciendo dubitar la imagen.

La película construye el fuera de campo sonoro constantemente, a veces completa lo que vemos y otras cuenta una historia que no vemos. Incluso, hay ocasiones en las que desautoriza a la imagen

Por ejemplo: el sonido constante de los instrumentos que manejan los esclavos, para dar aire a los amos, disipar el calor sofocante que los acecha. Se encuentra presente en varios diálogos, provocando el malestar y la incertidumbre que esconden los diálogos entre los protagonistas. Fuertemente presente en las escenas de Zama y Luciana


El recurso del shepard Tone logra acentuar la dimensión de la conciencia del personaje, logrando ese desdoblamiento de Zama, el aquí y el allá de su estar. Una ilusión auditiva” que reproduce “una sensación de caída constante. Este sonido no tiene un referente “real”, no puede anclarse en un objeto, sino que traduce la experiencia de caída, la decadencia, del protagonista

Las voces de la mayoría de los personajes caen siempre en un fuera de campo sonoro, sobre los planos medios y primeros planos de Zama, la repetición de este recurso durante toda la película fuerza a una impresión de que Zama se lo está inventando todo. El relato desesperado que refuerza el sentimiento de escapar de la asfixiante espera condenatoria en ese continente.



Por otro lado el sonido ambiente de la naturaleza que los rodea, responde mucho al fauna y flora chaqueña., el pájaro campana, el urutaú, además de chicharras y otros insectos que logran una polifonía ambiental construyendo un gran campo por fuera del campo visual. el sonido funciona como una materia significante “que tiene una relativa autonomía. La construcción estilística de la banda sonora construye un estilo indirecto libre, en el que resulta imposible distinguir los hechos de las alucinaciones, el pensamiento de las palabras efectivamente pronunciadas, los sueños de la realidad diegética


Entrevista a Lucrecia Martel sobre el sonido en la estructuras de sus películas clickea acá


La niñez, reveladora y cuestionadora de Martel.


La infancia tiene una presencia fundamental en el cine de Martel, según lo ha señalado. Los niños son víctimas de la desidia de los adultos. Al mismo tiempo son seres perceptivos y ávidos para revelar las verdades incongruentes de los adultos. Son el pasaje revelador de los protagonistas.

Ejemplos de ellos se ven en el hijo de Zama, mostrado como monstruoso, Zama niega a ese hijo ilegitimo. El hijo bastardo solo representa para Zama una carga, que ni siquiera le sirve como argumento para poder conseguir una ayuda oficial y apurar su partida, el mismo se construye desde la animalidad, a partir del recurso sonoro. El Niño llora como si fuera un animal.

Por otro lado la escena en la que el hijo de Indalecio pronuncia ante el protagonista el relato de quién había sido Zama; en las palabras de ese niño, el protagonista parece escuchar sus propias reflexiones internas.

La peregrinación de los indios ciegos, conducidos a través de la selva por sus hijos. parece anticipar el desenlace del propio Zama, quien al final de la película es conducido por un niño indio hacia el interior de la selva americana.


Fin

Zama mutilado en su ser, rasgado en su veleidad, caído de su identidad. Zama puede preguntarse si quiere no morir aún y esa pregunta solo puede irrumpir suscitada por la caída de las certidumbres iniciales. Zama, por fin, le ha dicho no a sus esperanzas. Esa es su única libertad.


Conclusiones


Entonces de que nos habla Zama, ¿del tiempo? ¿de la identidad?

Martel dice que mas que de la espera Zama habla de identidad, y citando sus palabras nos dice sobre la identidad:

“…habla de la mentira que es eso. La identidad es una persecución negativa. No me parece mal construirla, pero en el mismo momento debería entenderse como un artificio. Cuanto más reversible, transformable y mutable pueda ser, los índices de libertad van a ser mayores”

Martel dice que mas que de la espera Zama habla de identidad, y citando sus palabras nos dice sobre la identidad: Martel nos propone en su nuevo film el repensar nuestra identidad, tan antigua y ambigua como las relaciones y consecuencias existenciales que llevan a Zama a su desdicha pero al mismo tiempo a su Libertad, Zama cierra el film porque escoge, y escoge vivir.

Martel no solo reconstruye los problemas existencialistas e identitario de su personaje de época, sino que cuestiona los contemporáneos, realiza un reflejo de un pasado colonial ambiguo y difuso, repleto de múltiples lenguajes, costumbres y coloridos.

Si el espectador espera una película transparente, lineal y al cine de espectáculo que uno esta acostumbrado, entonces si no va a lograr ni experimentar el deseo el infortunio y la transformación que nos plantea la experiencia estética presentada por la Autora, no es un cine de entretenimiento, mera espectacularizacion del imaginario por el contrario Zama es mucho menos complaciente, no invita al espectador a dialogar sobre cosas compartidas, sino que lo sumerge en un reino desconocido, una zona que la película traza de a poco frente a sus ojos, en parte replicando el comportamiento de la tierra que enloquece de a poco al protagonista.



La película nos plantea el desconcierto, la ambigüedad, la incertidumbre producido por sus imágenes y sonidos desbocados, por la multiplicidad de lenguajes y acentos, por las intersecciones sin solución de continuidad entre la realidad y la aparente fantasía. Y eso es en última instancia la creación artificial de nuestra propia identidad.

Si Martel se propuso problematizar la identidad y cuestionar nuestro pasado colonial, lo ha logrado con creces. Logra a través de todos los artilugios, decisiones estéticas, y multiplicidad de códigos, el emerger de la función social, en cada escena hay una cantidad de información que permite la lectura de diversos niveles y significados. Que cuestionan y plantean al espectador la propia comprensión de lo representado como de lo identitario.


Ver Peli

Si queres ver la peli, podes ir a nuestra sección de contacto y pedirnos el link para descargar zAMA, asi la ves cuando queres y tantas veces como sea necesario

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